Tiempo Ordinario – Año Par – Martes 30ª semana
Ef 5, 21-33
Sal 18
Lc 13, 18-21
La 1ª Lectura en un programa y una promesa maravillosa para los matrimonios cristianos. Pero la Palabra de Dios es para todos: casados, solteros, célibes, viudos, … El matrimonio es un sacramento del amor de Dios, un amor que quiere hacerse carne en cada uno de nosotros.
Ese amor nos hace sumisos (mansos) los unos a los otros; ese amor hace que sintamos a los demás como nuestro cuerpo y, por eso, los queremos y cuidamos; ese amor nos lleva a poner a Cristo en el centro de nuestro mundo afectivo; ese amor, en síntesis, nos lleva a amar a los demás como a nosotros mismos.
Ese amor es posible porque “el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado”
El Evangelio, nos recuerda que el Reino de Dios ha llegado ya. Es cierto que puede parecernos una realidad pequeña, débil, ya sea dentro de nosotros, ya sea en el mundo, pero la Palabra de Cristo nos asegura que tiene en sí una fuerza enorme: la fuerza de la Verdad, de la Resurrección, de la Vida. No hemos de cansarnos de pedir “venga a nosotros tu reino”
Deseemos con el Salmo que la bendición de Dios, este amor, esta esperanza, este Reino, llegue, desde Sion, desde la Iglesia, a todos.
Comentarios
Publicar un comentario