Tiempo Ordinario – Año Par – Jueves 31ª semana
Flp 3, 3-8a
Sal 104
Lc 15, 1-10
La 1ª Lectura nos recuerda que el Señor es fiel y que su elección es firme. Como ocurría en el pueblo judío, en Israel, muchos hemos recibido el bautismo y estamos en la Iglesia de Dios gracias a que nuestros padres y nuestros abuelos se sentían cristianos; pero eso no basta. El verdadero bautismo, como la verdadera circuncisión, lo que nos hace realmente cristianos es la presencia del Espíritu Santo en nosotros; y su presencia en nosotros se deja ver por sus dones y sus frutos
Entre sus dones y sus frutos están el tener un corazón contento y agradecido que nos lleva, como proclama el Salmo, a dar gracias al Señor por sus dones y a desear que todos puedan vivirlos y disfrutarlos.
Como en tantas ocasiones, el Evangelio, denuncia el gran peligro para los que nos llamamos cristianos: esa ceguera espiritual que es el fariseísmo. El fariseo que es el que cumple con tantos mandamientos y leyes, pero no ama, juzga, critica y no entiende ni comparte el amor gratuito de Dios, que se muestra especialmente en su misericordia hacia los pecadores.
Es importante pedir al Señor que nos libre de ser fariseos. ¿Quieres saber si hay restos de fariseísmo en ti? Evidentemente si sigues juzgando y mirando a los demás desde arriba... Pero, ¿Qué sientes cuando oyes la frase: “Las prostitutas y los pecadores os precederán en el Reino de los Cielos”? ¿Te suena mal o no sientes nada? Hay fariseísmo en ti. ¿Sientes alegría? Empiezas a ser cristiano.
¿Cómo pronuncias el “Hágase tu voluntad en la Tierra como en el Cielo”? ¿Con miedo porque le temes a la voluntad de Dios? Hay fariseísmo en ti. ¿Con alegría porque sabes que la voluntad de Dios es lo mejor para ti? Empiezas a ser cristiano.
Sal 104
Lc 15, 1-10
La 1ª Lectura nos recuerda que el Señor es fiel y que su elección es firme. Como ocurría en el pueblo judío, en Israel, muchos hemos recibido el bautismo y estamos en la Iglesia de Dios gracias a que nuestros padres y nuestros abuelos se sentían cristianos; pero eso no basta. El verdadero bautismo, como la verdadera circuncisión, lo que nos hace realmente cristianos es la presencia del Espíritu Santo en nosotros; y su presencia en nosotros se deja ver por sus dones y sus frutos
Entre sus dones y sus frutos están el tener un corazón contento y agradecido que nos lleva, como proclama el Salmo, a dar gracias al Señor por sus dones y a desear que todos puedan vivirlos y disfrutarlos.
Como en tantas ocasiones, el Evangelio, denuncia el gran peligro para los que nos llamamos cristianos: esa ceguera espiritual que es el fariseísmo. El fariseo que es el que cumple con tantos mandamientos y leyes, pero no ama, juzga, critica y no entiende ni comparte el amor gratuito de Dios, que se muestra especialmente en su misericordia hacia los pecadores.
Es importante pedir al Señor que nos libre de ser fariseos. ¿Quieres saber si hay restos de fariseísmo en ti? Evidentemente si sigues juzgando y mirando a los demás desde arriba... Pero, ¿Qué sientes cuando oyes la frase: “Las prostitutas y los pecadores os precederán en el Reino de los Cielos”? ¿Te suena mal o no sientes nada? Hay fariseísmo en ti. ¿Sientes alegría? Empiezas a ser cristiano.
¿Cómo pronuncias el “Hágase tu voluntad en la Tierra como en el Cielo”? ¿Con miedo porque le temes a la voluntad de Dios? Hay fariseísmo en ti. ¿Con alegría porque sabes que la voluntad de Dios es lo mejor para ti? Empiezas a ser cristiano.
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