24-25/12/22 Misas de Navidad



Lc 2, 1-14
 
            “HOY NOS ha nacido un Salvador el Mesías, el Señor”, anuncian los ángeles
 
Importante el “HOY”: no celebramos algo pasado, la liturgia realiza lo que celebra; de manera que el Evangelio podría haber dicho: “Siendo Biden presidente de EE. UU. y Putin de Rusia, en plena guerra de Ucrania…le llegó a María, a la Iglesia, la hora de dar a luz”. 
 
Importante también el “NOS”: Jesús no simplemente nace; sino que nace para ti y para mí, nace como mi Salvación y tu Salvación.
 
Nace para llenarnos de luz, como a los pastores. No sólo a cada uno personalmente, sino como proclama el profeta Isaías, para llenar de luz a Jerusalén, a la Iglesia, a la comunidad creyente. 
 
Una luz que la llene de una belleza capaz de atraer a los paganos, para hacer que sea sacramento de Salvación, faro de luz que muestre el camino a los alejados. Ojalá tuviéramos ese amor a la Iglesia, a la Comunidad que muestra el profeta: no callaré, no descansaré hasta que resplandezca esa luz.
 
Los ángeles, en el Evangelio, nos recordaban que este nacimiento viene a traer la Paz en el cielo y en la tierra, trae la reconciliación porque, como proclama la segunda lectura, la finalidad, el sentido de toda la historia de Salvación, de toda nuestra historia como historia de Salvación, es que podamos acoger a Cristo, que Cristo se encarne y nazca en nosotros. En Cristo nos reconciliamos con la historia y con Dios.
 
Acogiendo a Cristo podemos nacer con Él en el bautismo como hijos de Dios, el cumplimiento de la promesa que nos recordaba el salmo: poder invocar a Dios como Padre.
 
Los ángeles nos invitan(invitaban anoche) a no ser remolones como el “rabadà” del villancico catalán, sino a ponernos en marcha hacia el pesebre, hacia la humildad, hacia la cruz: allí hallaremos al Niño en brazos de su madre.
 
Felices Pascuas de Navidad 

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