Tiempo Ordinario (Impar) Martes semana 05



Gn 1, 1 – 2, 4a

Sal 8

Mc 7, 1-13

 

            En la primera lectura hemos empezado hoy a proclamar el libro del Génesis. Empieza diciendo “en el Principio” y la palabra “Génesis” significa Origen. Pero no se trata de un origen o un principio temporal. No se trata de explicar cómo ni cuándo apareció la realidad, sino de mostrar la “base”, el “fundamento” de la realidad, lo que explica por qué las cosas son cómo son, por qué la realidad es como es.

 

            Y en el principio están la Palabra de Dios, un Dios que comunicándose lo crea todo, y que llena de su Espíritu a todo lo creado. Esta Palabra y este Espíritu que vienen a llenar el silencio, la nada, el vacío, que vienen a iluminar y a poner orden, a crear belleza y vida.

 

            El Salmo nos invita a admirarnos ante esa obra creadora de Dios y a llenarnos de agradecimiento y asombro ante la realidad del hombre, creatura, tan poca cosa, tan contradictorio, pero culmen de la creación, amado tan sorprendentemente por un Dios que lo dota de inteligencia y de voluntad, y las respeta, asumiendo sus consecuencias.

 

            Jesús vuelve a arremeter hoy contra el fariseísmo, el gran enemigo del Evangelio, el peligro de transformar la Gracia en Ley, la libertad en esclavitud al cumplimiento. 

 

            El fariseo confunde la Tradición (en mayúscula) con las tradiciones, las costumbres que él interpreta como lo fundamental de la fe. El fariseo cambia lo que es Gracia en Ley, lo que es Libertad en Cumplimiento. En vez del amor y la misericordia, exige, juzga y condena.

 

            El Evangelio es siempre una invitación a la conversión a la Gratuidad, renunciando profundamente al fariseísmo.

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