Domingo de Ramos "B"


 Is 50, 4-7

Salm 21


Flp 2, 6-11


Mc 15, 1-39.

 

                  La Iglesia nos invita hoy a salir al encuentro de Jesús que entra en Jerusalén para dar cumplimiento a la Pascua. Nos invita a ser como niños que proclaman que ese hombre, que no viene en plan prepotente, sino manso y humilde, montado en su asno, es la respuesta al misterio que es el hombre mismo, es la realización del hombre a Imagen de Dios, es el Mesías

 

                  Y nos invita a unirnos también en su Pascua. A entrar con Él en Jerusalén, a sentarnos con Él en la mesa el Jueves Santo, a subir con Él a la Cruz el Viernes Santo, a estar con Él en la sepultura el Sábado, para resucitar con Él en la Vigilia Pascual. 

 

La epístola a los Filipenses nos invita a seguir el ejemplo de Jesús. A aceptar con Él el camino de humildad, de sufrimiento, de Cruz porque ese camino de bajada, de Kenosis, es sorprendentemente el camino de subida hacia la Gloria, hacia la Vida Eterna. Porque es verdad que el que se ensalza, el que quiere “ser”, será humillado, pero el que se humilla será ensalzado.

 

                  Como Cuerpo de Cristo a proclamar con Él el amor de Dios, un amor que lleva a cargar con el pecado de todos, como vemos en el relato de la Pasión

A)       La envidia de los sacerdotes

B)       Las frustraciones de un pueblo que se deja manipular.

C)      El egoísmo de Pilatos.

D)      El mesianismo de Bar-Abbas (el Hijo del Padre… distinto a la forma de ser Hijo del Padre de Jesús).

E)       El sadismo y la inhumanidad de los soldados.

F)        La insolidaridad de los otros crucificados.

G)     El miedo y la traición de los discípulos.

 

Pero un amor y un perdón que ya produce sus primeros frutos.

A)       El silencio de Jesús y su perdón en la Cruz.

B)       Los que ayudan a Jesús a llevar la Cruz como el Cirineo.

C)      La confesión de fe de un pagano, del Centurión.

 

Para hacer Pascua con Jesús, para subir a la Cruz y amar como Él, para poder cantar el salmo 21, necesitamos, como nos recordaba Isaías, que el Señor nos abra el oído, que el Señor nos regale su Espíritu, el Espíritu de la fe que Cristo tenía en el amor del Padre, de la esperanza de Cristo en la justicia del Padre, del amor y la unión con la voluntad del Padre. Que el Señor nos lo conceda en esta semana santa. 

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