Dedicación Basílica de Letrán 2025
Ez 47, 1-12
Sal 45
1 C 3, 9c-11.16-17
Jn 2, 13-22
Celebramos hoy la fiesta de la Dedicación de la Basílica de Letrán. Este año el Señor ha querido que muchas fiestas que, por celebrarse en días laborables, pasaban desapercibidas, al caer en domingo, pudiéramos conocerlas y aprovecharnos de sus riquezas.
Los cristianos ya habían podido construir otras Iglesias. Como la de Dura Europos en Siria el año 241. Pues, entre persecución y persecución, había períodos de tregua, en que los cristianos podían reunirse y celebrar. Pero, tras que Constantino promulgara el Edicto de Milán, el 313, fueron tantos los cristianos que querían reunirse que no había lugar en las “Domus Ecclesiae” y se tuvieron que construir lugares públicos, “Plazas Reales” cubiertas, para acoger a todos los Cristianos que querían reunirse para ser instruidos y celebrar.
San Juan de Letrán fue la primera Basílica y el lugar de la Catedra del Obispo de Roma. Es, pues la verdadera Catedral de Roma. Lo que hace de esta Basílica la “madre de todas Iglesias” que son hijas de Roma, pues de esa Iglesia nos ha llegado la fe. En esta fiesta damos gracias a Dios, celebramos Eucaristía, por dos regalos valiosísimos.
En primer lugar, celebramos el don de la libertad religiosa. El tiempo de persecución es tiempo de gran fecundidad, pero también es un don. La persecución, como hace Cristo, no se busca, pero si Dios ofrece este cáliz, se acepta confiadamente. Ahora bien, el poder libremente celebrar, vivir y testimoniar nuestra fe como podemos hoy, quien sabe si mañana, es un regalo maravilloso.
Y celebramos también que, de esa comunidad de Roma, simbolizada en esta Basílica de Letrán, hemos recibido el Evangelio, la fe, y el fundamento de la unidad. La comunión con Roma, con su obispo, el Papa, es parte esencial de nuestra fe. En la Historia de la Iglesia ha habido grandes Papas, Papas santos, Papas mediocres y Papas pecadores. Últimamente el Señor nos ha regalado Papas Santos. Hay papas que nos pueden caer mejor o no tanto. Pero amar al Papa, sea quien sea, es amar y obedecer a la comunión de la Iglesia.
La Palabra que hemos proclamado viene a confirmar nuestra fe:
.- El Señor nos ha llamado a ser miembros del Cuerpo de Cristo, piedras vivas del verdadero Templo llamado a ser lugar donde vivir la gratuidad del Amor de Dios, (no un lugar de comerciar con Él), una casa de Oración para acoger a todos los pueblos.
.- Es el Señor su constructor, y el que la defiende, el que la levanta si alguien intenta derribarla, el que la Resucita “al despuntar la aurora”, pues las fuerzas del Hades no prevalecerán contra ella.
.- La Iglesia, la comunidad cristiana es el Templo que nace del costado de Cristo, como esa fuente de agua viva, una fuente de curación, de salvación, para una humanidad enferma o muerta como el Mar Muerto, por todo el sufrimiento.
.- Elevemos la Copa de la Bendición para dar gracias al que es la Roca sobre la que se asienta este templo y la Piedra Angular que la corona, una piedra desechada por los arquitectos, una piedra de tropiezo para el que no cree, pero preciosa para quienes el Señor ha abierto los ojos y el oído.

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