Domingo 33 T. Ordinario "C"
Ml 3, 19-20a
Sal 97
Tes 3, 7-12
Lc 21, 5-19
Estamos a finales del año litúrgico y la Iglesia nos invita a pensar en los “novísimos” (Muerte, Juicio, Eternidad), en el final de nuestra vida. Lo hace para que vivamos una vida con “sentido”, con la “esperanza que no falla”. Para que no vivamos alienados, dormidos y nos demos un buen susto al despertar. La palabra de Dios nos exhorta “despierta tú que duermes y te iluminará la luz de Cristo”. Una Luz que ilumine tu ser, tu historia y la historia de la humanidad. Pues no somos hijos de la noche, sino hijos del Día.
Dios no quiere que vivamos atontados, alienados. Y ¿qué es lo que nos hace vivir así?
.- La admiración por los ídolos. Unos ídolos que nos deslumbran con su falso brillo: el Sol, la Luna, las “estrellas”. Pero también los ídolos religiosos: una Iglesia ideal, una comunidad perfecta. La Palabra nos recuerdan que esos ídolos caerán y de esos ideales no quedará piedra sobre piedra. Dios, que nos quiere, no quiere que caigamos con ellos, que nos derrumbemos con ellos.
.- El miedo y la tristeza. Los discípulos se quedaron dormidos en Getsemaní por la tristeza y estaban encerrados en el cenáculo por el miedo. Miedo ante las catástrofes naturales, ante las guerras, ante lo mal que va el mundo, ante el poco aprecio o la persecución a causa de la fe. La Palabra es Cristo Resucitado que nos dice: “No tengáis miedo” y nos trae la Paz.
.- La pereza, la inacción. El apóstol Pablo en la epístola que hemos proclamado arremete contra los que piensan que no vale la pena seguir trabajando, seguir sirviendo, seguir en la misión. Piensan que como el Señor vendrá pronto, Él lo arreglará todo.
La liturgia celebra la fe a lo largo del año y hoy nos invita a celebrar que “el que está sentado a la derecha del Padre vendrá a Juzgar a vivos y a muertos”. ¿Cómo estamos ante esa venida? ¿No pensamos en ella, estamos dormido? ¿Nos da miedo? ? Malaquías nos advertía que la venida del Señor traería fuego (para quemar la paja) y luz (para iluminar lo que es valioso, lo que es justo, lo que es permanente)? ¿Podremos en el Adviento que se acerca pedir sinceramente “Ven, Señor Jesús”, ven a juzgar, ven a poner justicia, ven a poner orden en este caos?.
La liturgia nos invita a testimoniar esa venida del Señor. Forma parte de la evangelización, de nuestra misión. En un mundo que no sabe a dónde va, que vive alienado, pero interiormente muerto de miedo y tristeza, y a la vez con un profundo deseo de que se haga justicia, de que se pongan las cosas en orden, el Señor nos exhorta a dar testimonio de nuestra esperanza.
El salmo nos recordaba con una imágenes maravillosas la alegría de la creación por esa venido del Señor. “Aplaudan los ríos, griten de júbilo las montañas”. Unamos esta alegría de la creación a la nuestra. Nosotros sabemos que el juicio del Señor es amor, perdón y misericordia y que el que viene es Aquel que más nos ama. Proclamemos, pues, nuestra fe y celebremos Eucaristía.

Gràcies!
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